Durante la charla, se plantearon algunas cuestiones tales como los principales logros de Life Resilience en estos cuatro años de trabajo, en los que se han desarrollado más de 10 genotipos de olivo tolerantes a la Xylella, un sistema de buenas prácticas que aumentan la resistencia de los cultivos leñosos (olivo y almendro), el poder generar un ahorro en los costes de producción de los agricultores reduciendo recursos como agua, combustible y fertilizante utilizados en las fincas y la concienciación de que esta bacteria es una notable problemática ambiental cuyos progresos realizados ayudarán a más de 1 millón de agricultores de los países mediterráneos.
Otra de las cuestiones que se plantearon fue el uso de las prácticas promovidas por el proyecto como son las cubiertas vegetales, la flora auxiliar, los hoteles de insectos y los refugios para las aves que permiten que un gran número de microorganismos y diversa fauna crezcan en el cultivo, asegurando así la presencia depredadores naturales que mantienen a raya a los principales organismos transmisores de la Xylella.
También se planteó como el uso intensivo de fertilizantes genera gases de efecto invernadero que escapan a la atmósfera y afectan a la microfauna del suelo causando una pérdida de biodiversidad. Las prácticas de Life Resilience, sobre todo el uso de cubiertas vegetales, bioestimulantes y biofertilizantes aumentan notablemente la salud del suelo.
De forma concreta, Life Resilience ha contribuido a cumplir con un buen número de las metas fijadas por Naciones Unidas para cada uno de sus ODS como, por ejemplo, una producción y consumo sostenible, la adopción de medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos o la gestión sostenible de los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y detener la pérdida de biodiversidad, entre otras.
De igual interés entre los miembros de la mesa redonda fue la puesta en marcha de prácticas innovadoras de agricultura de precisión para gestionar el tratamiento en los campos demostrativos del proyecto. Para ello, se ha utilizado la tecnología, MAP2SOIL, que emplea sensores de conductividad y GPS para elaborar mapas de zonificación de las parcelas; vuelos de dron con cámara térmica, dado que los árboles infectados muestran una temperatura distinta a los sanos; imágenes de satélite para analizar el desarrollo vegetal en las fincas; y una plataforma con datos geo-referenciados para los miembros del Life Resilience, así como para aquellos agricultores y empresas adheridas como parcelas de replicación.
Para concluir la jornada, se destacaron algunas de las acciones de difusión que Life Resilience ha llevado a cabo para dar a conocer los progresos obtenidos, como su difusión en la página web, newsletters, medios digitales e impresos, televisión y radio. Esto ha logrado despertar el interés de medios de gran influencia y la participación de los miembros de numerosas entrevistas.
También se han usado las redes sociales y medios audiovisuales como vídeos, al igual que se ha dado difusión en la plataforma de la Comisión Europea para combatir el Cambio Climático (CLIMATE ADAPT).
Las colaboraciones con Asaja para trasladar estos avances a los agricultores en España y Europa se han desarrollado mediante jornadas de formación para el sector y, por último, se ha realizado la promoción del proyecto entre los legisladores, a nivel nacional e internacional, para que lo tengan en cuenta de cara a futuras políticas que pongan en marcha en materia de sostenibilidad, biodiversidad (Estrategia Europea de Biodiversidad) y en la futura PAC, que se aplicará en breve en toda Europa.