«Xylella cuenta con una amplia gama de plantas hospedadoras, por lo que la trasmisión vuelve si no se establecen medidas fitosanitarias adecuadas»

Entrevista a Manuel Barrera, Project Manager de la Sociedade Agricola da Herdade do Charqueirao, socios del proyecto LIFE Resilience.

Aunque es más conocido su impacto en el olivo, Xylella fastidiosa también afecta a otros cultivos como el almendro. ¿En qué riesgo se encuentran estos cultivos en España y en otros países europeos?

El riesgo no se puede evaluar cuantitativamente en cuanto a datos de plantaciones afectadas porque por ahora no es generalizado en ninguna zona de la península ibérica, pero si se puede evaluar como riesgo máximo debido a que el único medio de control es la “no expansión” de la bacteria, ya que, a día de hoy, no existen medidas curativas. Es por ello por lo que el control a través de la investigación sobre la mejora de la resistencia a este patógeno es vital. 

Es cierto que es más conocido su impacto en el cultivo del olivo, pero precisamente en la zona este de España hay plantaciones de almendros afectadas, en las que se han establecido las medidas oportunas para su control. Dado el auge del cultivo del almendro en los últimos años, la intensificación de estos y lo que supone el intercambio de material vegetal de unas zonas a otras, aunque sea dentro de la península, hace que el riesgo de propagación se multiplique de forma exponencial.  Además, influye que Xyllela cuenta con una amplia gama de plantas hospedadoras por lo que la trasmisión vuelve a estar en entredicho si no se establecen las medidas fitosanitarias adecuadas.

En la finca de SAHC se realizan los ensayos del proyecto Life Resilience en almendros, ¿en qué consisten? 

Los ensayos consisten en encontrar respuestas de las plantas (en este caso almendros) a distintas alternativas planteadas, trabajando principalmente en las posibilidades de adaptación mediante el manejo de cultivo para favorecer la resistencia de este a la enfermedad. Desde tratamientos aplicados a través de microorganismos, hasta aplicación de riego deficitario, pasando por implantación de cubiertas vegetales. Los ensayos tienen tres pilares bien diferenciados:

1. Plantear la respuesta de la planta a la siembra de distintas semillas de cubiertas vegetales. En este caso, se ha realizado la siembra de cubierta vegetal con distintas semillas, haciendo repeticiones para testar los resultados y compararlos con el resultado con suelo desnudo y con la cubierta vegetal natural adventicia autóctona de la zona. El fin con este ensayo es encontrar vegetación cuyo vector hospedador no sea el mismo que utiliza la bacteria, incluso depredador de éstos de forma que dificulte la propagación. Básicamente cubrir el suelo de plantas que alojen insectos beneficiosos y repelan los vectores de la Xylella.

2. La aplicación de riego deficitario en el cultivo está basada en establecer distintas zonas con dosis de riego distinta, siempre menor al riego establecido para el cultivo como riego máximo.   De esta forma se intenta buscar una mejora de la resistencia de la planta a situaciones de estrés y valorar si fuera extrapolable a mejoras en las situaciones de defensas fitopatológicas. De manera evidente, solamente la experiencia de los ensayos abordará resultados prácticos ya que no es un parámetro cuantificable.

3. Trabajo con “microorganismos”: Evitar la aplicación de los fitosanitarios actuales, alejarnos del fomento de resistencias de patógenos ante la repetición de materias activas y sobretodo el compromiso con el medio ambiente hace que el testar la plantación con distintos tratamientos naturales en base a microorganismo sea un punto prioritario en este proyecto. Las plantas desarrollan diferentes mecanismos de defensa ante el ataque de patógenos. Después del reconocimiento del patógeno, se activan respuestas que incluyen la expresión de genes asociados a defensa, una de ellas es la es la resistencia sistemática inducida. La aplicación de tratamientos con distintos microrganismos, a distintas dosis y en distintas épocas del año tratan de encontrar respuestas positivas para este estudio. Estos tratamientos son siempre aplicados al suelo y no por vía foliar, y su fundamento se basa en mejorar y adaptar el medio para la planta lo tenga a disposición cuando lo necesite.

¿Qué resultados esperáis obtener? 

El fin es conseguir diferenciar efectos positivos en la plantación en base a las distintas alternativas que se plantean, determinar que los factores mejorados permitan una sinergia hacia la resistencia del cultivo frente a la bacteria y plantear patrones en el manejo del cultivo que disminuyan todas las variantes que favorezcan el desarrollo de la enfermedad, como por ejemplo la presencia de vectores.

Evidentemente el ensayo esta basado en tres variables bien diferenciadas, y sinceramente creemos que en los tres casos se pueden obtener datos positivos en mayor o menor grado:  

1. La mejora de la cubierta del suelo que permita mantener la biodiversidad, pero dentro de ella poder seleccionar la más adecuada a los insectos más beneficiosos.

2. Que la reducción del consumo de agua permita estimular la resistencia de la planta a algunos patógeno como la Xylella.

3. La reducción de fitosanitarios y el desarrollo de medidas mas naturales es un reto con mucha proyección y del que realmente se esperan resultados muy positivos a corto plazo. Para sobrevivir a enfermedades ocasionadas por diversos patógenos, las plantas desarrollan mecanismos de resistencia inducida basados en el reconocimiento del patógeno y una inmediata respuesta de señalización para activar las defensas.

¿Cuál es la importancia del almendro en la lucha contra el cambio climático? 

Como en el resto de los cultivos de la zona mediterránea es de vital importancia, la descompensación del desarrollo fenológico por las variaciones de temperaturas, la falta de precipitaciones y la elevación de la temperatura media afecta muy negativamente al cultivo.

Las últimas tendencias de plantación hacen que el número de hectáreas esté en continuo aumento, sobre todo en zonas de regadío donde los rendimientos son tan óptimos. No obstante, las plantaciones de almendro más tradicionales están en terrenos de secano en los que el cambio climático se percibe con mucha más intensidad, de tal forma que puede llegar a desaparecer. Esta opinión es extrapolable a muchos otros cultivos de la Península Ibérica, ya que si bien el cambio climático es presente y global, hay algunas zonas como el sur de España en el que se está al límite  de considerarse con clima casi desértico. Los periodos de sequias cada vez más frecuentes y, además, cada vez más amplios hacen cambiar la concepción de agricultura, desarrollo y tipo de explotación de muchas plantaciones.